La Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que la inactividad física, el consumo de tabaco y de alcohol son las causas más importantes de sufrir un ACV. El paciente debe saber que tras este diagnóstico cada minuto cuenta.
El Accidente Cerebro Vascular (ACV), también conocido como enfermedad cerebral vascular, es una enfermedad de inicio agudo que súbitamente provoca déficit neurológico en un paciente. Esto sucede en cuestión de minutos a horas. Y es causa de discapacidad y de mortalidad, indicó el neurólogo vascular y máster en sueño de Neurocare doctor Héctor Orrego.
Esta enfermedad puede ocurrir a raíz de dos fenómenos. Orrego señala que bien, se ocluye un vaso sanguíneo, es decir que se tapa una arteria y se muere el área del cerebro que lleva irrigación sanguínea, lo cual se conoce como infarto cerebral. O también, que una arteria dentro del cerebro se rompa, a lo que se le conoce como hemorragia cerebral.
“Ambos términos están englobados en el ACV, sin embargo son diametralmente opuestos. Desde su causa, hasta su tratamiento”, aseguró.
Respecto a las causas, el neurólogo externó que estas son variadas y en pacientes menores de 45 años siempre son raras alteraciones inmunológicas o enfermedades autoinmunes, problemas con coagulación, alteraciones anatómicas, malformaciones vasculares y deficiencia de algunos factores o encimas.
Pero en personas arriba de los 45 años, cuando es del primer tipo isquémico, la causa más frecuente es la arteriosclerosis y esto es colesterol dentro que se va pegando dentro de las arterias hasta que disminuye la luz de la arteria y se termina ocluyendo.
Además, destacó que el estrés crónico puede ser la causa de generar los factores de riesgo para un infarto cerebral, pero no es la causa básica del ACV.
Sus manifestaciones. ¿Cómo se diagnostica?
Orrego explica que las manifestaciones dependen del lugar del cerebro que se esté muriendo. “Las más comunes y que la gente debe saber son las alteraciones del lenguaje (habla arrastrada, sin poder emitir sonidos o sin poder entender el lenguaje), debilidad en cara, brazo o pierna. Cualquiera de los tres por separado o juntos”, aseguró.
Además, “es bien importante reconocer los síntomas y también actuar con rapidez, porque en las primeras 4 horas y media del evento se puede hacer mucho por el paciente al punto que se puede cambiar el pronóstico. Pacientes que estaban destinados a morir por un infarto cerebral pueden sobrevivir o aquellos que pueden terminar con una discapacidad severa pueden mejorarla en el curso de horas”, expresó.
Además, añadió que las personas deben saber que por cada minuto que pasa en un infarto cerebral, se pierden 70 kilómetros de axones, que son como la rama terminal de cada neurona. Y aproximadamente 10 millones de neuronas por minuto. En un ACV el tiempo equivale a cerebro.
El especialista también detalló que surge una preocupación en el gremio médico, por el aumento de casos de pacientes con ACV menores de 45 años. “Esto es debido a que los factores de riesgo tradicionales están apareciendo en edades más tempranas y esto se debe al cambio del estilo de vida de la población”.
Tratamiento
La forma de tratarlo es de una manera intensiva como de un paciente de cuidados intensivos o cuidados críticos, porque lo que se está jugando es el pronóstico funcional de la persona. Entonces, según Orrego, el paciente debe ser atendido con una máxima urgencia y si llega en las primeras 4 horas y media se debe aplicar un tratamiento que se llama trombólisis. “La trombólisis intravenosa puede revertir hasta en un 50 % de veces el déficit que el paciente traía. Y en casos de oclusión, es decir que se obstruya la arteria en un sitio muy próximo también se puede acceder a terapia endovascular, pero en casos seleccionados”, explicó Orrego.
Según el neurólogo, desafortunadamente en El Salvador existen grandes disparidades en la calidad del tratamiento y esto va desde la obtención de recursos económicos, políticas de salud, capacidad montada de cada institución (público o privada) y tener el personal idóneo para realizarlo.
Los costos en el ámbito privado oscilan entre los $2,000 y $15,000, dependiendo de la severidad del estado del paciente.
“La educación a la población tiene que estar orientada especialmente a que el evento cerebrovascular o derrame cerebral es una emergencia que es amenazante de la vida y que define el resto de la vida de las personas porque lo puede dejar en cama sin entender lo que le dicen, sin poder expresar lo que quiere, sin poder comer y hablar”, concluyó.
Asimismo, el especialista recalcó que es importante prevenirla mediante el control de colesterol, llevar una vida saludable y realizar ejercicio periódicamente.
Fuente: https://www.laprensagrafica.com